Sor Lucia regenta un centro de acogida en la
parroquia de San Nicolás, su principal colaboradora es Susana. El pecado de Nadia desvanecerá la
firmeza de su fe.
"...Sor Lucía se levantó de la silla y lo
miró fijamente.
—¿Le mandan a
Kenya…? Por favor padre, utilice la palabra correcta. A usted le ocultan en Kenya.
Está visto que nunca pedirán perdón —cada segundo que pasaba, sor Lucía se
enfurecía más—. Se habla mucho de los abusos sexuales cometidos por la iglesia.
Debo ser la única ilusa que queda en este mundo. Yo creía… tenía la esperanza
de que todo esto acabaría siendo la locura de cuatro mentes poseídas por el
diablo. Pero viendo su comportamiento, no me queda ninguna duda —se quedó unos
segundos callada—. Deje que piense… Quizá su caso es distinto, usted pertenece
a una organización mucho más marcial, menos flexible…"